
Trent Reznor (segundo por la izquierda) pensando en la lista de cosas que le gustaría hacer antes de la llegada del Día del Juicio Final. Imagen promocional
Dicen que en diciembre de 2012 se acaba el mundo. Al menos tal y como lo conocemos. Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails, la banda que elevó el rock industrial a otro nivel, ya nos avisaba de ello en “Year Zero”, disco que ahonda en la vertiente más electrónica del grupo tan solo un año y medio después de “With Teeth”.
Profundo, observador, sosegado; poco queda del joven Trent Reznor impredecible, frágil y autodestructivo. A sus casi 42 años, el que fuera nombrado hace una década como uno de los 25 norteamericanos más influyentes según la revista Time Magazine se revela como una persona serena, disciplinada e hiperactiva. Ya nos avisó hace un par de años: “tengo más ganas que nunca de concentrarme al cien por cien en el grupo”. Y eso es precisamente lo que el autor de “Hurt” ha hecho: grabar un nuevo álbum tan solo terminar la anterior gira. Atrás quedan, pues, sus múltiples colaboraciones con artistas como David Bowie, Robert Smith, David Lynch o, salvando las distancias, Marilyn Manson. Por no hablar del peso psicológico de su propia obra.
“Me he hecho un poco mayor, más maduro, supongo, y me he dado cuenta de que el principal obstáculo que me impedía avanzar en algunos de mis anteriores trabajos ha sido mi propio miedo a escribir, mi miedo de mi mismo, mis inseguridades –confiesa el propio Reznor sentado frente a mi en una lujosa suite del Hotel Arts de Barcelona. “No estoy diciendo que ya no tenga inseguridades, pero ahora sé que el acto de crear, en mi caso, no requiere estar hundido o eufórico. Podrá parecer decepcionante para algunos, pero lo que la creación exige en el fondo, más que otra cosa, es mucho tiempo y mucho trabajo. Lo pude comprobar en nuestra anterior gira, durante la que compuse la mayor parte del nuevo disco. Cuando los conciertos terminaron y volví a casa en verano, no me sentía nada cansado y mi mente estaba muy activa, así que seguí escribiendo. Tres meses después el disco estaba terminado. No ha habido ningún motivo comercial detrás ni ninguna mierda parecida, simplemente nos pusimos a trabajar y lo hicimos”.
El resultado, “Year Zero”, es un álbum conceptual sobre el fin del mundo tal y como lo conocemos. No puedo evitar dirigir la mirada hacia el luminoso ventanal de mi derecha, con vistas al mar y a la ciudad, e imagino un tsunami gigante arrasando la bella postal. Sin embargo, el Apocalipsis imaginado por Nine Inch Nails no es la consecuencia directa de un desastre natural, sino del agotamiento de los recursos básicos y del propio modelo ético y de convivencia del hombre moderno.
“Este disco supone el primer viaje real de Nine Inch Nails al mundo exterior, aunque sea a través de pequeñas ficciones. Era algo peligroso, podía ser un error terrible, pero necesitaba hacerlo y decidí arriesgarme”. En efecto, “Year Zero” aparca definitivamente el nihilismo y el carácter autorreferencial de los incendiarios “Broken” y “The Downward Spiral” para lanzar una mirada crítica a la realidad que nos rodea, en este caso a la sociedad norteamericana actual. Para ello, Reznor se sirve de la voz de distintos personajes ficticios que viven una situación insostenible a punto de estallar en pleno 2015.
“Siempre que he escrito una letra para Nine Inch Nails ha sido sobre algo que ocurría en mi mente, que me preocupaba, me molestaba o me interesaba; que tenía que ver conmigo. En los últimos años había intentado rebelarme contra mi propia locura escribiendo sobre la insatisfacción en mi vida, sobre la soledad y sobre los intentos de definir mis propósitos. Ahora mismo, en cambio, lo que más me interesa es hablar de lo que ocurre en el mundo, aunque sea desde mi perspectiva, que es una perspectiva de ciudadano americano. Y como tal, resulta insoportable y te rompe el corazón ver en qué se ha convertido tu país. Me avergüenzo de nuestros políticos y aún más de que hayan sido reelegidos, pero no todos los americanos son unos lunáticos. Aunque todo el mundo sabe eso. Lo que he querido recoger y transmitir en las letras de este disco es el pensamiento, las ideas y la ira de mucha gente provocada por cómo se abusa del poder tanto en Estados Unidos como en el resto de países desarrollados. La arrogancia y la avaricia han tomado el mundo y amenazan con destruirlo, aunque soy consciente que no puedo cambiar las cosas, tampoco lo intento, simplemente he querido dar rienda suelta a mis ideas”.
Entre ellas destacan algunos conceptos recurrentes en las nuevas composiciones, como son la esperanza, la fe o la necesidad de creer. ¿Cree Trent Reznor en la posibilidad de la raza humana de cambiar su propio destino? “Me gustaría creer en ello y ser optimista. Se necesitaría que las personas fueran más compasivas, comprensivas y tolerantes. Pero no creo que pasemos la prueba de la redención”. Musicalmente, las dieciséis canciones de “Year Zero” recuperan parte del pulso electrónico de “Pretty Hate Machine” dejando definitivamente a un lado los desarrollos progresivos de “The Fragile”.
Los seis temas escuchados en el momento de realizar esta entrevista –apenas un tercio del disco- respiran frescura y espontaneidad, probablemente fruto de la improvisación y de un modus operandi inusual y cercano al collage. “Cuando empecé a trabajar en el nuevo disco en la carretera no sabía realmente hacia dónde quería ir. Mi método de trabajo consistió en ir probando ideas en mi ordenador en infinidad de habitaciones de hotel, sin acceso a guitarras ni baterías, lo cual ha sido bastante interesante. Empecé a experimentar con distintos sonidos y estructuras, la música fue cobrando entidad propia y al poner todas las anotaciones e ideas juntas, de repente, todo cobró sentido. Fue entonces cuando sentí una gran necesidad de ahondar en la partes electrónicas”.
Producido y programado de nuevo junto a Atticus Ross y mezclado por Alan Moulder, las bases de cortes como “Me I’m Not” entroncan incluso con el “Ultra” de Depeche Mode. “Definitivamente, en esta ocasión el software ha ganado la partida a los instrumentos, aunque eso no significa que sea un disco techno ni nada por el estilo. Enseguida tuve en mis manos un collage de sonidos, con loops y samples. Creo que es el material más bailable que he hecho nunca; es como la banda sonora de la fiesta del fin del mundo”.
Texto: David Sabaté
Entrevista publicada en Mondosonoro