Watain son algo más que otra banda sueca de black metal. “The Wild Hunt”, su quinto disco, constituye una puerta abierta a otro mundo, a otro plano de conocimiento. En palabras de su propio líder, Erik “E” Danielsson, “una línea directa con los Dioses”. Escucha, siente, cree. Y prepárate: el próximo 1 de agosto podrás comprobarlo en carne propia en el Resurrection Fest.
“Watain es el mundo que empezamos a construir por nosotros mismos cuando éramos jóvenes, casi unos críos, con dieciséis años. Lo hemos hecho para librarnos del mundo en el que nacimos, al menos como la gente lo conoce. Nunca hemos estado interesados en formar parte de la sociedad, con sus normas, leyes y regulaciones. Watain es nuestra vía de escape de esa realidad, es nuestra manera de levantar los dedos corazón al mundo y decirle ‘joderos todos, hacemos esto a nuestra propia manera’. Esta es la razón por la que la banda ha permeabilizado en cada una de las parcelas de mi vida. Es la última cosa en la que pienso cuando voy a dormir, y la primera en la que pienso por la mañana. Es mi vida. No hay nada más”. Así de contundente y taxativo se expresa Danielsson al otro lado del teléfono. Su discurso suena reposado, articulado y profundo.
“Siempre hemos luchado por ser completamente libres como banda y como artistas. No estoy diciendo que el nuevo disco suene completamente diferente, porque no es así, pero contiene nuevas direcciones, es más honesto, personal y está repleto de emociones que proceden directas del corazón y que casi puedes tocar”. Su título, algo así como ‘La cacería salvaje’, resulta ciertamente visual, poderoso y evocador. “Me gusta la combinación de palabras simples que permanece en tu mente. En este caso creo que se asemejan mucho a la herencia de Watain desde que empezamos hace quince años. Realmente ha sido un viaje salvaje a través de un territorio que no esperábamos poder explorar”.
El primer single de su último trabajo, “All That May Bleed”, explora, por ejemplo, el concepto de sacrificio. “En Watain lo entendemos como una manera de trascender hacia algo que es divino, y para eso necesitas matar una parte de ti mismo, necesitas desprenderte de algunas cosas que te definen como ser humano. Tienes que dejar atrás partes de tu mente y de tu alma que obstaculizan tu camino hacia los Dioses. Porque si estás dispuesto a matar tu sangre, simbólicamente, para un propósito más elevado, entonces habrá recompensas, habrá algo te será devuelto. La canción habla de acercarse a los Dioses dejando atrás la parte humana de ti mismo”.
El single en cuestión ha sido editado junto a una version, como cara b, de “Play with the Devil”, original de los heavies suecos Taiwaz, y cuenta con un solo de guitarra de Gottfrid Ahman de In Solitude, naturales de su misma ciudad, Uppsala. Sus lazos, sin embargo, van mucho más allá. “Cuando dices que representamos algo especial y único en Suecia y en Europa, creo que estás en lo cierto y estoy muy contento que se nos vea así porque, aunque musicalmente somos muy diferentes, tenemos muchas cosas en común con In Solitude”.
Si hablamos de números, este es el primer disco de Watain con Century Media, hecho que les hará alcanzar, seguro, un número potencial de fieles mucho más elevado. “Han sabido entender nuestras ambiciones, que creo que es lo más importante, y están realizando un trabajo fantástico. Dicho esto, ya tenemos gente alrededor de la banda que trabaja en este tipo de negociaciones, contratos y temas económicos… yo no estoy nada pendiente de esos temas porque no me interesan en lo más absoluto. Soy un artista. Hago esto en nombre del arte, en nombre de mis Dioses. Vivo en una pequeña casa afuera en el campo, en mitad de la nada, en Suecia, y esa es la manera en que me gusta vivir. No me interesa la parte del negocio”.
Como habrán advertido, Danielsson cita a menudo a sus dioses. ¿Se considera una persona religiosa? “Absolutamente. El conocimiento nos dice que hay poderes mayores que los nuestros y creo que los Dioses para los que escribimos la música de Watain son posibles de contactar, podemos comunicarnos con ellos. Eso es lo que hacemos con nuestra banda, les cantamos a los Dioses. Para mi, esa es la motivación y la razón principal por la que hacemos esto, en primer lugar. Es algo que no pido a la gente que entienda, para mi eso no es realmente importante, porque nuestra música y las cosas que hacemos con Watain, creo personalmente que proceden de un plano más elevado de existencia, de una fuente divina. Y para entender esta idea debes ser alguien que tenga una concepción de la divinidad y haber experimentado momentos divinos. Mucha gente metida en este tipo de música no piensa realmente en estos términos, compran los discos y está igualmente bien. No les puedo pedir más. La gente puede creer o no, pero esa realidad está ahí, para mi lo es todo”.
Satánicos declarados, me intereso por su visión de esa condición, de esa manera desconocida y a menudo caricaturizada por los ignorantes –y por algunas bandas- de ver el mundo y la existencia. Como podrán suponer si han seguido su discurso, su elección tiene mucho más de espiritual e intelectual. “La parte religiosa de Watain es algo muy personal. No es algo que me preocupe hacer entender a la gente. Por supuesto que tiene mucho que ver con la libertad individual, pero lo que esa libertad significa para mi probablemente es muy distinto a la definición de libertad individual que pueda tener el lector medio de esta u otras revistas. Para mi, la libertad individual no tiene nada que ver con tener todo el dinero que puedas y viajar a cualquier rincón del mundo que quieras, sino con un proceso espiritual de transformación que te pone en línea directa con los Dioses. Es un concepto que puedes encontrar en muchos libros, hay librerías enteras sobre ello, y no pretendo ni puedo resumirlo en la respuesta de una entrevista, es un tema complejo. Pero si hay gente interesada en estas creencias, lo mejor que puedo decirles es que vengan escuchen nuestra música, lean nuestras letras o vengan a uno de nuestros conciertos”.
En efecto, ahí es donde Watain se expresan en su máximo esplendor y donde todas las claves y detalles de su universo cobran relieve y sentido cerrando un círculo perfecto. “Los shows en directo son la fuerza que conduce realmente esta banda. En estos quince años no han hecho más que crecer hacia un tipo de ceremonia. No me gusta referirme a ellos como ritual, porque ello implica que todo en el escenario está meticulosamente ligado a unas ideas y planificado. En cambio, en nuestros conciertos dejamos que pase todo, abrimos completamente todas las puertas de Watain, y todo el poder que alimenta esta banda es transferida a través nuestro. Me siento muy poderoso y libre en el escenario. El público también juega un rol muy importante aquí porque al final los conciertos son energía, un edificio de poder, y los conciertos de rock en general son como una avalancha de poder. Un concierto de Watain siempre es una gran experiencia, salvaje, peligrosa (ríe). No me gusta hablar de ello, porque preferimos dejarlo abierto. Nuestros shows varían mucho en función de las emociones que tengamos esa noche, son algo explosivo e impredecible”.
Texto: David Sabaté
Un resumen de esta entrevista ha sido publicado en Mondo Sonoro
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