Me han dibujado así: cuando la realidad se anima

De izquierda a derecha: Woody Harrelson, Keanu Reeves y Robert Downey Jr. Fuente: www.zonazhero.es

De izquierda a derecha: Woody Harrelson, Keanu Reeves y Robert Downey Jr. Fuente: www.zonazhero.es

El reciente estreno de «The Congress» (lee la crítica aquí) recupera el arte de mezclar imagen real y animación al servicio de una historia conceptualmente densa pero estremecedoramente interesante. A menudo de forma más frívola pero artísticamente atractiva, el cine ha jugado a combinar ambos mundos con desiguales resultados. Aquí os dejamos una pequeña muestra de nuestros híbridos favoritos. Por David Sabaté

5. La pieza de culto: «A Scanner Darkly», de Richard Linklater (2006). Visualmente hipnótica y compleja en su desarrollo argumental, la cinta adapta adapta un texto de Philip K. Dick con el que Linklater ahonda en la técnica de la rotoscopia (sí, la del famoso videoclip de A-Ha). Un recurso ya utilizado por el realizador en «Waking Life» (precisamente con Ethan Hawke y Julie Delpy, protagonistas de su trilogía «Antes de…») y que confirma el eclecticismo del director, tan a gusto en el terreno del drama romántico como en la experimentación formal.

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4. El musical: «The Wall», de Aaron McEuen y Alan Parker (1982). La ópera rock, tan desprestigiada a posteriori, marcó profundamente la década de los setenta. Precedido por «Tommy» (1969) de The Who, «The Wall«, el disco (1979), sigue siendo la máxima expresión de su género y su posterior adaptación al celuloide, un barroco a la par que incisivo y poderoso estudio freudiano sobre la castración y los miedos más comunes de la sociedad actual. Prodigioso uso de la animación, que aquí materializa los sueños y el subconsciente del herido protagonista.

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3. La rareza: «Mirrormask», de Dave McKean (2005). Prestigioso ilustrador y diseñador británico, autor de portadas de discos de The Misfits, Alice Cooper, y Skinny Puppy, entre otros, y responsable de las ilustraciones de numerosos cómics de Neil Gaiman como «The Sandman«, McKean debutó como director de cine con esta maravilla con guión del propio Gaiman. Mágica y sombría recreación de la escapada mental de una adolescente y deudora de la fantasía de «La historia interminable«, ganó el premio al mejor maquillaje en el Festival de Cine Fantástico de Sitges de 2005.

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2. El clásico: «¿Quién engañó a Roger Rabbit?», de Robert Zemeckis (1988). La mezcla más clara y pura de actores de carne y hueso y dibujos animados: divertida, con numerosos guiños y cameos, y muy entretenida. El desaparecido Bob Hoskins, en la piel de un detective privado, y Christopher Lloyd como histriónico villano, lideran una función con memorables papeles animados como el de la voluptuosa Jessica Rabbit. Una frase: «Yo no soy mala, es que me han dibujado así».

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1. El pionero: «Mary Poppins», de Robert Stevenson (1964). Clásica y entrañable muestra de cine familiar y la primera en mezclar actores y animación. A pesar del conservadurismo implícito en cualquier obra Disney de la época, ver alguna de sus escenas supone, para toda una generación, una regresión inmediata a la infancia. Repitan con nosotros: ¡Supercalifragilísticoespialidoso!

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