Resurrection Fest: consolidación en el circuito europeo de festivales

Phil Anselmo al frente de Down. Resurrection Fest 2014. Foto de Javier Bragado

Phil Anselmo al frente de Down. Resurrection Fest 2014. Foto de Javier Bragado

Resurrection Fest. Fechas: 31 de julio; 1 y 2 de agosto. Lugar: Viveiro (Galicia)
Texto: David Sabaté. Fotos: Javier Bragado y Rubén Navarro

La peregrinación anual a Viveiro, ya de por sí estimulante, tenía este año un aliciente añadido: comprobar si la evolución artística -ampliación de miras, si lo prefieren- a favor de sonidos más metálicos, sin por ello renegar de sus raíces punk-hardcore, tendría una buena acogida de público.

También estaba por ver si la puesta en escena de su, a todas luces, espectacular cartel estaría a la altura de las expectativas. Pues bien: podemos afirmar que lo estuvo y con creces. La ampliación del recinto y de los servicios, así como la puntualidad -y la sonorización- de la mayoría de los conciertos fueron acordes al elevado nivel musical, algo inimaginable cuando el festival nació en 2006.

Y es que, por muy nostálgicos que se pongan aquellos que vivieron esas primeras ediciones, no cabe duda de que el Resurrection Fest ha mejorado a grandes zancadas hasta situarse por pleno derecho en la primera liga de los festivales musicales europeos dedicados a los sonidos más duros. Como un Hellfest del sur de Europa, o el discípulo metafórico de aquél, al que poco tiene que envidiar ya en calidad. No en vano, algunos responsables del festival de referencia francés visitaron el Resu para compartir experiencias. Pero vayamos al grano.

Jueves 31 de julio
El aumento de artistas de esta novena edición y la voluntad de la organización de evitar la coincidencia de conciertos en sus tres escenarios (dos grandes -uno más que el año pasado- y una carpa) motivó una considerable dilatación de los horarios, con unas dieciséis horas diarias ininterrumpidas de música en vivo a partir de la una de la tarde. Casi nada.

Empezamos fuertes el jueves con dos propuestas de deathcore que se estrenaban en el festival: los madrileños Hummano, caracterizados por las afinaciones graves y un atípico humor negro, además de una de las formaciones más interesantes bajo el paraguas de Blood Fire Death, muy presente en la parrilla de este año; y los barceloneses Hyde Abbey, con dos vocalistas y una puesta en escena cuidada y bastante espectacular -intercambio aéreo de guitarras incluido-.

Tras ellos, Rise Of The Northstar repitieron sin grandes cambios y con idénticas pintas extravagantes tras la buena acogida del año pasado -presentan disco este septiembre- y Cobra, la banda del bajista de Berri Txarrak David González, arrollaron con sus robustas canciones de stoner guitarrero con referencias cinematográficas. Momento de oxigenarse en la carpa con Minor Empires, nuevo proyecto con ex-miembros de Toundra y Nothink: post-hardcore de melodías inflamables y emotividad sin ataduras. Muy recomendables.

Ambiente_@ResurrectioFest2014_2

Red Fang fueron los encargados de inaugurar el escenario principal. ¡Y de qué manera! Su stoner metal aportó toneladas de decibelios, distorsión y la habitual frescura de sus conciertos. Ni rastro de las bromas autoparódicas de sus videoclips; el directo del cuarteto es cosa seria. Compactos, corrosivos y contundentes, se sucedieron los medios tiempos guitarreros de rock pesado y pegadizo: desde “DOEN” hasta la final “Prehistoric Dog”, pasando por “Crows in Swine”, “Dirt Wizard” o las hímnicas “Wires” y “Blood Like Cream”. Un diez.

Tras ellos, Backtrack dejaron el listón alto en cuanto a hardcore neoyorquino actual se refiere, con el cantante caminando sobre -y mezclándose entre- el público de las primeras filas; mientras que Hacktivist defendieron de forma correcta su curiosa mezcla de djent, metal y hip hop.

Teníamos muchas ganas de ver a Crowbar en directo, capitaneados por el siempre campechano Kirk Widstein, quien lideró a base de riffs férreos y robustos como muros de acero un setlist abrumadoramente intenso aunque también lineal y con pocos matices. “High Rate Extinction” sonó en segundo lugar y bien valió por todo el concierto. Fue curioso -y sintomático- contemplar a su compañero en Down Pepper Keenan observando su desarrollo desde el lateral del escenario principal. De hecho, pudo verse a Keenan viendo desde el lateral muchísimos de los conciertos del festival, algo que dice bastante de su inquietud y gusto por la música.

Amon Amarth_@ResurrectioFest2014_02

Amon Amarth fueron, contra todo pronóstico, unos de los triunfadores de la primera jornada. A priori, su death metal nórdico no parecía encajar demasiado. Nada más lejos de la realidad, empezando por la localización y el clima, cercanos a los países escandinavos donde transcurren sus épicas historias. Las negras nubes parecían formar parte del atrezzo, como si en cualquier momento el coordinador de luces tuviera que apretar un botón y disparar unos cuantos rayos y truenos procedentes del oscuro cielo. Versión adulta y cruda de la mitología vikinga, su ejecución fue perfecta y se ganaron a los neófitos con riffs tan perfectos como el de “Guardians Of Asgaard”.

Los ambientes y progresiones melódícas del post-metal derivativo de The Ocean tuvieron un efecto balsámico en muchos de nosotros. Instantes para relajarse y dejarse llevar con piezas tan envolventes y barrocas como “Epilagelic”. Poco después, otros repetidores, Architects, convencieron con su metalcore huidizo y con pedigrí en el escenario mediano. Y llegaron los cabezas de cartel del primer día. Con un inspirado montaje audiovisual proyectado sobre tres enormes pantallas que hacían las veces de telón de fondo, el mismo que mostraron en el Sonisphere del año anterior, Megadeth abrieron con una grandiosa “Hangar 18” seguida de “Wake Up Dead” y “In My Darkest Hour” enlazadas. Un arranque clásico seguido de las más rockeras “Skin o’ My Teeth” y “Sweating Bullets”, de su brillante “Countdown To Extinction”. El sonido fue bueno, con sus habituales riffs de guitarra complejos y definidos, y los duelos de solos se sucedieron bien ejecutados y enlazados.

En cuanto al histriónico Dave Mustaine, decir que no cantó bien es como decir que es pelirrojo. Ya sabemos que en directo tiene problemas, pero tras verlos diez o doce veces eso apenas importa, uno lo acepta como normal y se dedica a disfrutar de uno de los mejores y más variados repertorios del thrash metal: al margen de su balada más popular, una siempre bienvenida “A Tout Le Monde”, la retahíla de hits como “Tornado Of Souls”, “She Wolf”, “Symphony Of Destruction”, “Peace Sells”, con la aparición estelar de Vic, y «Holy Wars” hicieron el resto.

Down. Resurrection Fest 2014. Foto de Javier Bragado

Down. Resurrection Fest 2014. Foto de Javier Bragado

Pero aún quedaban dos platos fuertes: el primero, High On Fire, quienes ofrecieron una aplastante demostración de fuerza en una carpa llena a rebosar. Su apisonadora sonora no deja títere con cabeza: sucios, corrosivos y sin muchos miramientos por los detalles ni los matices, su marea de riffs y ritmos a bocajarro no da tregua ni un segundo. Con un Matt Pike en forma, el trío llegó, vio y destrozó; desde “Fury Wheep” a “Snakes For The Divine”, con momentos destacados como “Fertile Green” o “Rumors Of War”. Se les puede achacar cierto efecto bola de sonido, con una ecualización sin existencia de medios que hace ininteligibles algunas partes; pero, en el fondo, esa es una de las características -y la gracia- de su desbocada propuesta.

Todo lo contrario que Kreator: igualmente crudos y virulentos, pero mucho más definidos en cuanto a sonido. Los germanos son toda una institución del thrash europeo -¿sus mejores representantes?-, y procedieron como tales, sin titubeos, a machete: “Endless Pain”, “Pleasure To Kill”, “Flag Of Hate” o «Tormentor» fueron algunas de sus armas más eficaces.

Ignite, en su tercera visita al festival, cerraron la primera noche sin dificultades, como valor seguro del hardcore melódico que son, con “Let It Burn”, la veloz “Know Your History” o su popular versión del “Sunday Bloody Sunday” de U2. Nos retiramos satisfechos y a tiempo: aún quedaban dos largas jornadas por delante.

Viernes 1 de agosto
Empezamos el viernes con buen pie: Anal Hard demostraron por qué su mezcla de contundencia, groove y buen rollo resulta infalible y muy divertida, máxime en directo. Su «Masnou hardcore” ha mejorado después de años de rodaje, giras y numerosos pasos por Viveiro. Destacó la mejorada voz de Alberto Rubio, más inteligible pero igualmente poderosa, las guitarras, dinámicas y robustas, y temazos como “Tercero cuarta”. El nivel de las bandas estatales continuó altísimo con Vortice, quienes regresaron al Resu con nueva formación, nuevo disco -el excelente “Host”- y un cancionero más variado aderezado con sintetizadores. Aplastantes, sí, pero con cabeza. Lo de Iwrestledabearonce fue un poco un desaguisado. Demasiados elementos en muy poco rato, demasiado poco natural. Sus miembros se esfuerzan por dotar de espectacularidad su puesta en escena y, en ese sentido, funcionan, pero las cabriolas y coreografías no logran disimular una propuesta desdibujada.

NOFX_@ResurrectioFest2014

Quienes hayáis visto a Looking For An Answer en directo alguna vez, sabréis entenderme si digo que escasean las palabras para definirlos, hay que verlos. Impecables y demoledores. Wormed no se quedaron atrás: death metal futurista de calidad estratosférica y visionado obligado. Y Angelus Apatrida, bueno, nunca fallan. Su thrash metal técnico y revisionista funciona como una engrasada locomotora a pleno rendimiento, incluso con su guitarrista David tocando sentado por prescripción médica tras una operación de ligamentos.

Los estadounidenses Skeletonwitch liaron una buena en el escenario pequeño con su black-thrash lúdico-festivo. Como una versión algo más cruda de Kvelertak y despojada de elementos hardcore, desgranaron uno tras otro sus hipervitaminados trallazos metal y se entregaron en cuerpo y alma a la celebración. Se llevaron de Viveiro un montón de nuevos fans.

A continuación, los amantes del hardcore punk tuvieron su buena dosis de buena mercancía con la siguiente colección de primeros hachas: desde Birmingham, GBH, todo oficio y tablas; los holandeses Born From Pain, que presentaron con pulso su último “The New Future”; los melódicos A Wilhem Scream, quienes estrenaban “Partycrasher”; Bane, interesante proyecto paralelo de uno de los guitarristas fundadores de Converge; y los suecos Raised Fist, dando rienda suelta a su enérgico y combativo discurso.

NOFX. Resurrection Fest 2014. Foto de Rubén Navarro

NOFX. Resurrection Fest 2014. Foto de Rubén Navarro

Se ha dicho, como en el caso de Megadeth, que Down no estuvieron nada bien. ¿Estamos locos? Vale que su cantante, Phil Anselmo, ya no es lo que era, pero eso no quita que su sola presencia llene más que la media de frontmen del planeta. Obviaremos incidentes posteriores como su intento de encender un gato de peluche con las llamaradas del escenario de Watain. Algo que, aunque reprobable, tenía cierta gracia y encaja bastante con las gamberradas que siempre practicó en sus años con Pantera -revisen su serie «Vulgar Video”-.

Su aumento de giras en los últimos años le ha pasado factura y estuvo mejor en su paso por el festival en 2010, pero el resto de la banda sonó igual de compacta que siempre y la selección de canciones fue impresionante: desde «Eyes Of The South” hasta “Bury Me In Smoke” pasando por “Lifer”, «Lysergik Funeral Procession», «Losing All» o «Stone The Crow». No hace falta decir nada más.

A Converge era ya la tercera vez que les veíamos en este emplazamiento y, como siempre, arrasaron. Sus directos son toda una lección de intensidad y salvajismo no exentos, aunque suene paradójico, de medida y técnica. Una violencia sonora (y desgarradoramente emotiva) que entraña aspectos existenciales y, a menudo, dolorosos. Conectar con su música y su actitud, personificada en el empático y excelente frontman Jacob Bannon, significa descubrir otro nivel. “Eagles Become Vultures”, «Dark Horse”, “All We Love We Leave Behind” o “Reap What You Saw” fueron algunas de sus mejores cartas.

Watain_@ResurrectioFest2014_02

Lo de Watain parecía arriesgado. ¿La primera banda netamente black metal en pisar el festival? Es más, ¿la banda black metal más ascendente del momento, en Viveiro? Pues sí. Los portavoces del diablo desembarcaron en el Resurrection con todo su arsenal, empezando por la escenificación habitual de su directo/ritual: llamas, antorchas, cruces invertidas y todo tipo de simbología destinada a conectar con el más allá. Nadie pareció entrar en trance como su cantante, Erik “E” Danielsson, aunque su procesión negra encandiló a gran parte de los presentes. Han perdido espontaneidad y sensación de peligrosidad, pero su directo es mucho mejor que el de muchos clásicos del género.

Contraste: su concierto estuvo flanqueado por dos grandes nombres de la historia del hardcore: NOFX y Sick Of it All. Casi nada. Los primeros, estandartes del hardcore melódico, ofrecieron un concierto más profesional (y sobrio) que en sus últimas visitas por nuestro país. Tocaron más que hablaron (no siempre es así) y dispararon clásicos inmortales coreados hasta la saciedad como “Leave It Alone”, “Linoleum” o la final “Kill All The White Man”. Redimidos.

Por su parte, las leyendas del hardcore neoyorquino Sick Of It All, presentes en la primera edición del Resurrection en 2006 y también en 2010, que se marcaron un intenso e impecable tour de force a base de trallazos como “Death Or Jail”, “Us vs. Them”, “Scratch The Surface” o “Step Down”. Liderando la función, los hermanos Lou y Pete “He-Man” Koller. Si tuviéramos que elegir una banda de hardcore para un anuncio de pilas duraderas o mochilas ultra resistentes, probablemente escogeríamos a SOIA. Incombustibles.

NOFX. Resurrection Fest 2104. Foto de Rubén Navarro

NOFX. Resurrection Fest 2104. Foto de Rubén Navarro

Sábado 2 de agosto
Abrieron la última maratón del sábado los thrashers Trallery, desde Baleares, con muy buenas maneras y prometiendo seguir los pasos de Crisix tras ganar las competiciones española y europea de bandas del festival Wacken. Honor merecido. Siguió la ristra de artistas nacionales que quitan el hipo: los asturianos Sound Of Silence, infalibles y buenos conocedores del Resurrection, quienes presentaron “El anochecer”; los clásicos y teatrales Haemorrhage repartieron leña a diestro y siniestro con su grindcore avalado por más de dos décadas de trayectoria; y otros tótems del metal estatal, los referenciales Hamlet, en muy buena forma y apludidos como los referentes que son.

Aún recordamos el deslumbrante anterior paso de Gallows por Viveiro. Fue en 2010 con su antigua formación y, aunque su material posterior ha mantenido el nivel, teníamos dudas sobre si su nuevo cantante, Wade MacNeil, daría la talla como sustituto de Frank Carter. Dudas disipadas. El ex-Alexisonfire salió al doscientos por cien y a los pocos segundos se fundió con el público para cantar con las primeras filas una atronadora “Last June” y una coreada “Outsider Art”. Le siguieron piezas de su debut (“In The Belly Of A Shark” y el tema título de «Orchestra Of Wolves”), de su último disco (“Cross Of Lorraine”), de su EP “Death Is Birth” (“Mondo Chaos») y tan solo una recuperación de “Grey Britain” (“Misery”). Un festín de fulgurante punk crudo y virulento.

HAMLET_@ResurrectioFest2014_02

Los belgas Aborted no dejaron títere con cabeza con su brutal death sin concesiones, mientras que Gojira se marcaron sencillamente una de las mejores actuaciones del festival: tremenda potencia, originalidad compositiva, creación de interesantes atmósferas y un loable discurso ecologista culminado por “L’enfant sauvage” («todos aquí somos niños salvajes”, proclamó su líder Joe Duplantier criticando algunos de los males de la socialización). Mención aparte para el apoteósico final con “Oroborus” (¿el riff de la jornada?) y «Vacuity”.

La lluvia empezó a intensificarse y a hacer estragos coincidiendo con los siempre cumplidores (aunque algo reiterativos) Caliban y con los clásicos Discharge, a quienes pudimos disfrutar bajo unos toldos desde un lateral, a salvo del vendaval. A partir de ahí, las ráfagas intermitentes fueron la tónica del resto del día. Five Finger Death Punch irrumpieron con fuerza, mezclanzo las maneras y el sonido de unos Pantera con estribillos melódicos y efectivos que ya pudimos saborear en directo en su gira junto a Avenged Sevenfold. A estas alturas, los impermeables y los paraguas compartían espacio con gente sin camiseta o directamente cubierta de barro. Muy NIN en Woodstock ’94.

Ambiente_@ResurrectioFest2014

Aunque el trío de ases que nos aguardaba, al menos entre los sonidos más duros, nos haría olvidar cualquier inclemencia del tiempo.

1) Obituary: las leyendas de Florida desgranaron con una mala uva inusitada algunas de las piezas maestras de su referencial discografía. Todo sonó en su sitio, corrosivo pero claro, con un John Tardy soberbio y unas guitarras y batería muy punk al servicio de un setlist clásico coronado por “Slowly We Rot”.

2) Testament: los californianos ofrecieron una de las descargas más sólidas del festival. Lástima que la lluvia impidiera a unos cuantos ver a estos titanes de thrash, quienes repasaron sin apenas respirar unas cuantas piezas fundacionales del género: “The Preacher”, “Into The Pit”, “The New Order”, “Practice What You Preach” o “Over The Wall”. Su imponente vocalista, Chuck Billy, desafió a la tormenta levantándole el dedo al cielo y proclamando un sonoro “Fuck the rain!”. Si el Big Four se ampliara a Big Five, sin duda debería incluir a Testament.

Y 3) Carcass: espectacularmente en forma, los ingleses tiraron de material old school -«Buried Dreams”, “Incarnated Solvent Abuse”, “Heartwork”- y alguna que otra incoporación reciente (“Unfit For Human Consumption”). Inabarcables, como la tormenta. Su cantante Jeff Walker tampoco perdió ocasión para bromear: “Lo sentimos por este clima británico”.

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También tuvimos tiempo para los straight edge Judge –resolutivos como pocos- y los emblemáticos Lagwagon, que, como en su anterior visita por estos lares, tuvieron que lidiar de nuevo con la lluvia. Gafes o no, disfrutamos con su adictivo y melódico greatest hits, desde “Making Friends” hasta “May 16”, pasando por la versión del “Exit” de No Use For A Name.

Lo cierto es que se agradeció la presencia de una banda hard rock como Turbonegro en el cartel. Invitaciones a la fiesta -reponsable- como “All My Friends Are Dead” o su himno “Get It On” calaron más que el agua entre la resistente audiencia. Puños en alto. Sonrisas. Bailes imposibles y resbaladizos. Party hard.

El sentimiento de desmadre se prolongó para los más valientes con Gigatron, o cómo reírte con algunos clásicos de la historia del hard rock en plan fiesta mayor de pueblo y sin tomarse nada en serio. Graciosos. Para terminar, el repertorio de Motörhead puso banda sonora, de la mano de Motörhits, al último baile de tres días intensos de buena música y mejor ambiente tan solo deslucidos por el chaparrón de su desenlace. Nada que nos impida volver el año que viene con los ojos cerrados deseosos como estamos ya por descubrir el cartel de una décima edición que se adivina aún más espectacular. Así de pronto, nos vienen no pocas sugerencias a la cabeza: Machine Head, Mastodon, Anthrax, Rise Against, Satyricon, Slipknot, Morbid Angel, Deftones… ¡Se aceptan apuestas!

Texto: David Sabaté. Fotos de Javier Bragado y Rubén Navarro
Crónica publicada en www.mondosonoro.com