Deafheaven. ‘New Bermuda’ (2015, ANTI-)
Muchos fueron los sorprendidos por la irrupción de Sunbather en casi todas las listas de los mejores discos de 2013 . Han pasado dos años y parece que los californianos lo han vuelto a lograr -esta vez sin sorpresas- con este New Bermuda que, aún siguiendo las pautas apuntadas en su anterior entrega, recrudece y refina a la vez su sonido para mejorar el equilibrio entre todos sus ingredientes.
El arranque da fe de su negativa a las concesiones comerciales: el redoble de campanas de la intro deja paso a un blastbeat directo que prolonga el in crescendo de apertura para desembocar en un riff grueso nacido para el headbanging y un exabrupto vocal con ecos que reverberan sobre el caos. El arranque te deja clavado en la butaca por su visceralidad; un aumento de la crudeza que marca el tono de medio disco.
Aunque a medida que avanzan los minutos, asoman en el mismo tema sus ya características muestras melódicas, destellos de emoción y sensibilidad que se abren paso entre la barbarie con una naturalidad abrumadora.
El desenlace de la canción contiene pasajes de post rock instrumental con poso, aquél capaz de dibujar en un instante paisajes casi palpables, desolados pero bellos, en los que abunda la estética de la nostalgia, coronada aquí por un piano de formas delicadas.
La banda vuelve a la carga con el marcado riff de ‘Luna’, disparo de salida que navega de nuevo entre la ira y la melancolía para trazar épicos y letales retazos de metal extremo y emotivo a partes iguales. Emo-black, podría definirse, aunque sería quedarnos cortos. Este tema reúne y concentra a lo largo de siete minutos la amplia paleta cromática de Deafheaven, capaces de evocar clásicos del black metal, incluso hitos de su vertiente británica, como el lejano Dusk and her Embrace, y, acto seguido, entregarnos una onírica muestra de slow-core en sintonía con Low o Red House Painters (‘Baby Blue’).
El emotivo desenlace de ‘Gifts for the Earth’, con acústicas y teclados entrelazados, pone el broche final a un disco sencillamente mayúsculo. Adentrarse en sus recovecos es realizar un viaje plagado de luces, sombras y sensaciones encontradas que, en sus manos, fluyen con maestría y visión. Si os dejáis llevar por su corriente, os garantizamos un trayecto transformador.
Texto: David Sabaté
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