‘Instrumental’, de James Rhodes

'Instrumental', de James Rhodes.

‘Instrumental’, de James Rhodes. Fuente: blackiebooks.org

Se ha hablado mucho de este libro y de su autor en los últimos meses. Demasiado, pensarán algunos. Desde que lo leí hace aproximadamente un año me resistía a escribir sobre él precisamente por la avalancha de artículos y críticas aparecidas aquí y allá, incluso en medios generalistas o nada habituados a hablar de libros. Quería ganar algo de perspectiva y huir –si eso es posible- de la fuerza gravitatoria del hype.

Como ha pasado más recientemente con Las chicas, de Emma Cline, todo el mundo parece haberlo leído y tiene su correspondiente foto en Instagram con su portada, ya sea en la playa, en el parque o en un bar. James Rhodes ha sido incluso el protagonista de uno de los programas de televisión más populares –y mejores-, Salvados, llegando a un público aún más masivo a partir del análisis de su vertiente más dura y de denuncia de una terrible realidad social.

¿Es toda esa atención mediática desmesurada y negativa? Para nada. Solo distorsiona cuando no se corresponde con la calidad de una obra. En este caso y pasado el tiempo, podemos afirmar que Instrumental. Memorias de música, medicina y locura resiste la prueba: es un buen libro al margen del ruido generado a su alrededor.

Adscrito al género autobiográfico y confesional, Instrumental se adentra en un tema tan delicado como el del abuso de menores -violación, como matizaría su autor-, sufrido en sus propias carnes durante años, para ahondar en el dolor del recuerdo, sus consecuencias físicas y psicológicas –numerosas y terribles, algunas ya parte del pasado, otras aún palpables-, y la superación de toda esa carga mediante la música clásica.

Conmueve la pasión con la que Rhodes describe algunas de sus piezas clásicas favoritas, de la Chacona de Bach -de cuya música, reproducida en bucle en su walkman, afirma que le salvó la vida durante su estancia en un hospital psiquiátrico-, hasta Shostakóvich, Brahms, Rajmáninov, Chopin o Beethoven. La disciplina que conlleva el aprendizaje y perfeccionamiento de su técnica al piano, donde más tarde interpretaría algunas de esas mismas piezas, constituye también parte de su cura; como también lo es, en igual o mayor medida, el profundo amor que siente por su hijo, responsable indirecto de algunos de los pasajes más emotivos del libro.

El drama personal, la denuncia y la música –sin olvidar el amor- como cura conviven con una reivindicación de la música clásica más allá de los encorsetados círculos elitistas que, según el autor, la han alejado paulatinamente del gran público; unas élites en las que, opina, comparten responsabilidad discográficas, medios de comunicación, intérpretes y público, y sobre las que Rhodes se despacha a gusto sin tapujos.

Uno de los aspectos que más engancha de su relato es esa combinación de frentes abiertos y bien ensamblados, pero, sobre todo, el tono y la naturalidad con la que Rhodes aborda un tema tabú que nunca se denuncia lo suficiente y que sufren miles de niños y niñas cada día. Pasajes tremendos que otros habrían dirigido, probablemente de forma inconsciente, hacia terrenos más melodramáticos -el tema da para eso y más- pero que el autor rememora con serenidad, la relativa y saludable perspectiva –otra vez- que otorga el tiempo, y con el sentido del humor con el que solo alguien que ha tocado fondo y ha logrado renacer del pozo más profundo puede abordar unas vivencias de tal gravedad.

PVP CON IVA 19,90 €
NÚM. DE PÁGINAS 288
EDITORIAL Blackie Books
TRADUCCIÓN Ismael Attrache
Author

David Sabaté

Periodista cultural, colaborador de Mondo Sonoro desde 2001 y apasionado del cine, los libros y la música. Ha pasado por medios como El Periódico de Catalunya, Rockzone o Catalunya Ràdio. Filias: David Bowie, Black Sabbath, John Carpenter y el Festival de Cine de Sitges, al que acude desde que tiene memoria.
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