Roadburn 2017 (Día 3): Aluk Todolo, My Dying Bride y Disfear

Oranssi Pazuzu. Roadburn 2017

Oranssi Pazuzu. Roadburn 2017. Foto: Sergio Albert Avilés.

Roadburn 2017: Sábado 22 de abril

Arrancamos la tercera jornada del festival con The Bug vs Dylan Carlson of Earth, drone claustrofóbico con ocasionales accidentes rítmicos conducidos con mano maestra. El calentamiento perfecto para Oranssi Pazuzu, banda de culto que se ha hecho ya un lugar entre las bandas de culto del festival y que, tras ocho años y cuatro discos, están obteniendo su justa recompensa. Su mezcla de black metal, psicodelia y rock espacial, interpretada como un continuum sin apenas pausas, acrecentó la sensación de viaje y de experiencia sensorial. Una auténtica celebración musical, libre y coherente a un mismo tiempo, críptica en su justa medida pero penetrante y adictiva. En el top de mejores conciertos de esta edición.

The Bug vs Dylan Carlson of Earth. Roadburn 2017

The Bug vs Dylan Carlson of Earth. Roadburn 2017. Foto: Sergio Albert Avilés.

Los británicos Warning ejercieron de teloneros encubiertos de lujo para My Dying Bride con su doom canónico y selecto que combina con aplomo pesadumbre y luminosidad, aportada principalmente por Patrick Walker y su cálida y personal voz. El contraste con Memoriam fue notable, por no decir algo brusco. La super banda de death metal formada en 2016 en Birmingham coge el relevo de Bolt Thrower de la mano de dos de sus ex miembros, el batería Andrew Whale –bárbaro– y el cantante Karl Whilletts –tan entonado como enorme–. Presentaban su primer largo, “For the Fallen”, y no defraudaron a los que buscaban casquería –“Corrupted System”, “Surrounded (by Death)”– más alguna gloriosa recuperación de su ex grupo (“Spearhead”). Todo ello aderezado con escenas bélicas, reales y cinematográficas, como el paseo de Kirk Douglas por las trincheras en “Senderos de gloria”.

Memoriam. Roadburn 2017

Memoriam. Roadburn 2017. Foto: Sergio Albert Avilés.

Los angelinos Youth Code nos siguieron pateando oídos y riñones, aunque cambiando guitarras y dobles bombos por cajas de ritmos y sintetizadores: su agresivo EBM con trazas industriales y vocales hardcore nos recordó a los Atari Teenage Riot menos arrítmicos. Punch a raudales y una contagiosa mezcla de mala uva y euforia colectiva.

Aluk Todolo deslumbran y Disfear noquean

Por su condición de escaparate único, Roadburn permite presenciar grandes actuaciones de las bandas participantes, así como presenciar setlists exclusivos, aunque también, y ahí reside buena parte de su magia, experiencias que trascienden la simple vivencia audiovisual. Los franceses Aluk Todolo sirvieron en bandeja una de esas (cuasi) epifanías en la Green Room, tocando de principio a fin su reciente ‘Voix’, y acompañados por esa luz de intensidad cambiante con la que visten su puesta en escena según la potencia de sus acordes. Aquí tratamos de fuerzas primigenias y de cómo su progresión altera el estado de las cosas. En este caso, el de las emociones de los asistentes, conscientes de que algo mágico estaba sucediendo. Brillantes.

Aluk Todolo. Roadburn 2017

Aluk Todolo. Roadburn 2017. Foto: Sergio Albert Avilés.

Dolch, desde Alemania, no gozaron del marco sonoro idóneo en el escenario Extase, pero supieron cautivar y dejar la semilla de quien se sabe poseedor de la magia. Un oscuro arte que mediante unas bases de corte Black primitivo alcanzan cotas ensoñadoras mediante evocadoras voces femeninas y una rítmica ritual que te atrapa en un escenario de densa atemporalidad.En Disfear el público protagonizó circle pits incluso en las pruebas de sonido previas. Su crust punk metalizado deudor de Discharge arremolinó la pista como nunca y el público hizo stage diving desoyendo las prohibiciones (más o menos laxas) del festival. Una de las actuaciones más arrolladoras de los cuatro días.

My Dying Bride. Roadburn 2017

My Dying Bride. Roadburn 2017. Foto: Sergio Albert Avilés.

My Dying Bride protagonizaron uno de los conciertos más esperados por muchos de los asistentes, repasando íntegramente su clásico “Turn Loose the Swans”, referente del gothic doom, y completando su desgarrado set con “Sear Me”, “Your Shameful Heaven” y “The Cry of Mankind” y su tapping en bucle convertido ya en sinfonía y símbolo indisociable de todo un género. Pasan los años pero sigue sorprendiendo su pasmosa facilidad para erizarnos el vello y, en cuestión de segundos, provocar el headbanging generalizado a base de violentos arranques death. Violines, teclados, riffs pesados como losas, languidez irrespirable y melancolía pura.

Aunque no piensen que nos fuimos a dormir con lágrimas en los ojos –acaso de emoción–. Rematamos la maratoniana jornada con otra buena ración de baile, en esta ocasión a cargo de los franceses Carpenter Brut y su hedonista mix de electrónica ochentera y banda sonora de género. Acompañado de un guitarrista y un batería –y unos hilarantes montajes de vídeo cien por cien exploitation–, hicieron sudar una Green Room a rebosar a base de temazos rompepistas como “Disco Zombi Italia”, “Turbo Killer”, “Anarchy Road”, “Sexkiller on the Loose” o una impagable cover final de “Maniac” de Michael Sembello mezclando imaginería stalker con escenas de Flashdance. Top.

Texto: David Sabaté / J.F. Fiar
Fotos: Sergio Albert Avilés (flickr.com/sergioalbert)