Chelsea Wolfe
Hiss Spun
(Sargent House)
Que Chelsea Wolfe está viviendo su mejor momento artístico y personal es algo que no hace falta que exprese con palabras. Hiss Spun es uno de esos trabajos que rezuma madurez y un cuidado extremo en los detalles, resultando el perfecto reflejo de cómo la californiana se siente más cómoda y segura consigo misma que nunca. El álbum recoge el relevo de su predecesor Abyss, con el que la artista se sumergió, todavía más, en los trastornos del sueño (como el insomnio o la parálisis del sueño) que sufre desde hace mucho tiempo, y que tanto le han servido para dar forma a su propio mundo onírico dentro de sus composiciones. Bendita catarsis.
En este quinto trabajo de estudio, Wolfe va mucho más allá destapando su lado más íntimo, sin ningún pudor, a través de una serie de canciones en las que experimenta con sonidos orgánicos y con las que consigue crear los pasajes más sombríos. Una especie de momentos tangibles con los que pretende aportar una sonoridad metálica al disco. Un buen ejemplo de ello son algunos pequeños ritmos sonoros que ella misma ha registrado en los alrededores de su hogar y que, por tanto, le envuelven en su día a día: el sonido de coyotes aullando, el susurro de sus dedos hojeando un libro de Walt Whitman o el rugir del motor de motocicletas incluidos en el breakdown de ‘The Culling’; detalles casi imperceptibles pero que actúan como su propia huella dactilar.
Pero el confort que Chelsea refleja no solo viene dado desde lo más profundo de su ser, sino que también es obra de los músicos y colaboradores con los que ha elegido rodearse para esta ocasión. O quizás fuesen sus propias composiciones las que los escogiesen a ellos. El caso es que nos encontramos con las guitarras de Troy Van Leeuwen (Queens of the Stone Age) encajando perfectamente en las emociones retorcidas de temas como ‘Spun’, ’16 Psyche’, ‘Offering’ o ‘Two Spirit’. También Aaron Turner (Isis, Old Man Gloom) presta sus guturales para vestir la oscuridad en ‘Vex’. Aunque la aportación más emotiva es, sin duda, la batería y las composiciones de Jess Gowrie, el hijo pródigo que ha vuelto a la banda de Chelsea después de un tiempo yendo por caminos separados. Todo ello puesto en sintonía de la mano del buen trabajo de Kurt Ballou (Converge) en su propio GodCity Studio.
Con todo ello, Hiss Spun confirma el asentamiento de una de las artistas más brillantes de los últimos años, capaz de mezclar varios géneros con exquisita elegancia y armonía. Un viaje emocional lleno de texturas, sensibilidad y agresividad en el que Chelsea nos guía con un trabajo vocal estremecedor.
Texto: Alba Rodrigo