
Portadas de algunos de los mejores discos internacionales de 2017.
Del 40 al 1. Jamás pensamos que diríamos esta frase, pero aquí los tienes: nuestros 40 discos favoritos de este 2017 que ya es pasado y que nos ha dejado unas cuantas horas de música para el recuerdo. Te invitamos a compartir esta lista o a criticarla pero, sobre todo, a quedarte con los títulos que más te gusten, que seguro que encuentras algunos.
40. Satyricon. Deep Calleth Upon Deep (Napalm Records)
39. Zeal & Ardor. Devil is Fine (Radicalis Music)
38. Gold. Optimist (Ván Records)
37. King Woman. Created in the Image of Suffering (Relapse Records)
36. The Body & Full of Hell. Ascending a Mountain of Heavy Light (Thrill Jockey)
35. Implore. Subjugate (Century Media Records)
34. The Horrors. V (XL Recordings)
33. Elder. Reflections Of A Floating World (Stickman Records)
32. Devil Electric. Hypnotica (Kozmik Artifactz)
31. Code Orange. Forever (Roadrunner Records)
30. Occvlta. Night Without End (Dying Victims Productions)
29. Morbid Angel. Kingdoms Disdained (Silver Lining Music)
28. Midnight. Sweet Death And Ecstasy (Hells Headbangers Records)
27. Possesion. Exorkizein (Iron Bonehead Productions)
26. Sólstafir. Berdreyminn (Season of Mist)
25. Body Count. Bloodlust (Century Family)
24. Procession. Doom Decimation (High Roller Records)
23. Spotlights. Seismic (Ipecac)
22. Vallenfyre. Fear Those Who Fear Him (Century Media Records)
21. Memoriam. For the Fallen (Nuclear Blast)
20. Mutoid Man. War Moans (Sargent House)
19. Dead Cross. Dead Cross (Ipecac / Three One G)
18. Cannibal Corpse. Red Before Black (Metal Blade)
17. Queens of the Stone Age. Villains (Matador)
16. The Ruins of Beverast. Exuvia (Ván Records)
15. Wolves in the Throne Room
Thrice Woven
(Artemisia Records)
Los norteamericanos vuelven a relucir con majestuosidad en un trabajo que recupera el equilibrio de fuerzas desvirtuado en entregas recientes: los virulentos blastbeats se entrelazan aquí con el ambient envolvente y el onírico dark folk de ‘Mother Owl, Father Ocean’; una dualidad que logran hacer fluir en armonía para adentrar al oyente en un letargo sensorial de resonancias paganas. Crítica de Thrice Woven
14. Bell Witch
Mirror Reaper
(Profound Lore)
En tiempos de consumo musical fragmentado, en el para muchos el concepto de disco es algo del pasado, resulta doblemente loable que el dúo de Seattle edite un disco compuesto por un solo tema de ochenta y tres minutos. Un opus de funeral doom lento, envolvente y en eterno crescendo que toma el relevo de su celebrado Four Phantoms para adentrarse en terrenos más instrospectivos. Producido por Billy Anderson (Neurosis, Swans, Sleep), el disco es un homanaje a su exbatería Adrian Guerra, muerto en 2016, del que recuperan algunas pistas de voz. Tan triste como bello y esperanzador.
13. Spectral Voice
Eroded Corridors Of Unbeing
(Dark Descent)
Tras varias demos y un par de slipts, los norteamericanos, con tres cuartas partes de su alineación procedente de Blood Incantation, se atreven con un primer largo demoledor. Atmosférico y brutal a partes iguales, su death doom lento y pesado, de guitarras disonantes y producción sucia y old school, se acompaña de voces de ultratumba y pasajes de velocidad arrolladora, desembocando en un sólido y claustrofóbico debut a tener muy en cuenta.
12. Grave Pleasures
Motherblood
(Century Media)
Tras la decepción que supuso para muchos su anterior Dreamcrash (2015), en especial tras la frescura y solvencia de su debut Climax (2013), los fineses regresan a la mejor versión de su enérgico rock de tintes góticos. ‘Infatuation Overkill’ y ‘Be My Hiroshima’ son ya himnos atronadores, y la incesante retahíla de singles potenciales vuelve a marcar buena parte de un disco contagioso y de punch arrollador.
11. Electric Wizard
Wizard Bloody Wizard
(Witchfinder Records)
Electric Wizard no inventan ni pretenden inventar nada. Son buenos en lo suyo y lo saben. Por eso, en su nuevo disco se entregan a ello sin miramientos ni experimentos, y la rueda del doom vuelve a girar. Menos opresivo y con un groove más hard rock y, en cierto modo, accesible, vuelven a abundar aquí los tempos lentos, la afinación pesada y las cadencias oscuras e hipnóticas marca de la casa.
10. Drab Majesty
The Demonstration
(Dais Records)
Cuando un disco resulta tan magnético como The Demonstration, segundo largo de Drab Majesty, las acusaciones de álbum nostálgico delatan únicamente a sus detractores. Es cierto que los norteamericanos beben sin disimulo de los sonidos ochenteros de Cocteau Twins, The Cure (en ‘Not Just A Name’ o ‘Cold Souls’), Depeche Mode, los Killing Joke más pop o Sisters of Mercy (‘Kissing the Ground’). Un tratado de pop oscuro deudor del Synth-Pop con tintes góticos y con una producción fresca y sugerente.
9. Godflesh
Post Self
(Avalanche Recordings)
Martillos neumáticos como cajas de ritmos, bajos atronadores, beats colindantes con el hip hop. y un aura general desoladora y fría como el témpano. Justin Broadrick no ha bajado la guardia, todo lo contrario, aunque sí regresa con un disco que repasa los distintos sonidos de su trayectoria al frente de la apisonadora Godflesh. Por momentos más post-punk y electrónico que industrial, se recrea en texturas y matices para seguir descabezando aundiencias.
8. Converge
The Dusk In Us
(Epitaph Records)
Con una carrera de casi tres décadas, y a pesar la abrumadora calidad a la que nos tienen acostumbrados, Converge logran entregarnos uno de sus mejores discos hasta la fecha. Con un Jacob Bannon inspirado por su reciente paternidad, la dualidad entre mística y brutalidad saca a relucir nuevos matices en un trabajo que reúne sus dos facetas: su vendaval math extremo y sus ambientales remansos de calma tensa.
7. Power Trip
Nightmare Logic
(Southern Lord)
El segundo largo de los tejanos Power Trip es uno de aquellos discos que condensan en sí mismos la esencia de todo un subgénero, en este caso el crossover thrash metal. Tan cercanos, en actitud y sonido, a Cro-Mags, D.R.I. o Suicidal Tendencies como a Sepultura, Exodus o Testament, Nightmare Logic se disfruta de principio a fin y te sumerge, ya estés escuchando el disco en clase, en el metro o en tu habitación, en el más agitado de los moshpits.
6. Mastodon
Emperor of Sand
(Reprise Records)
Mastodon se nos presentan de nuevo desenvueltos en el terreno de los medios tiempos marcados y enérgicos, combinados con puentes y estribillos limpios y con vocación de perdurabilidad. Contundente, bello y melancólico, Emperor of Sand se mueve entre Crack The Skye y The Hunter para probar, una vez más, que Mastodon juegan en su propia galaxia. Crítica de Emperor of Sand
5. Chelsea Wolfe
Hiss Spun
(Sargent House)
Que Chelsea Wolfe vive su mejor momento artístico es algo fuera de toda duda. Hiss Spun viene a confirmar su asentamiento como una de las artistas más brillantes de los últimos años, capaz de mezclar varios géneros con exquisita elegancia y armonía. Un viaje emocional lleno de texturas, sensibilidad y agresividad en el que Chelsea nos guía con un trabajo vocal estremecedor. Crítica de Hiss Spun
4. Pallbearer
Heartless
(Nuclear Blast)
Los doomsters de Arkansas siguen construyendo con paso firme una carrera sin fisuras. Su tercer disco en cinco años confirma la tendencia ascendente tras el aplaudido Foundations of Burden: un Heartless en el que aúnan las guitarras pesadas del doom clásico con armonías memorables, piezas delicadas (‘Lie of Survival’) y pasajes progrevisos (la instrumental ‘Dancing in Madness’). Todo ello bañado de una profunda melancolía que tiñe el conjunto de un aura onírica y diferencial.
3. Paradise Lost
Medusa
(Nuclear Blast)
Paradise Lost parecen haber vuelto a 1990, petrificados tras mirar fijamente a los ojos de la Medusa mitológica que da nombre a este disco; su diferencia radica en haber sabido combinar esa mirada hacia atrás con la invocación de todo lo aprendido en sus sucesivas reinvenciones. Y eso, créanme, marca distancias respecto a todos aquellos que, efectivamente, sí han permanecido, por incapacidad, apego o confort, congelados en el tiempo. Crítica de Medusa
2. Amenra
Mass VI
(Neurot Recordings)
Amenra añaden profundidad emotiva a sus ya inconfundibles señas de identidad, en algún punto entre el sludge y el post-metal, el post-hardcore y las cadencias doom: una abrumadora simplicidad estructural, constructora de bucles de intensidad exponencial; guitarras monolíticas y graves generados por la fricción de placas tectónicas; tempo ralentizado y pesado como toneladas de lava negra; y la desgarrada voz de Colin H. Van Eeckhout, doliente y honesta, planeando sobre la furibunda marea instrumental. Crítica de Mass VI
1. Ulver
The Assassination of Julius Caesar
(House of Mythology)
Estamos ante un trabajo en el que Ulver no solo exploran mediante la musicalidad del Synth Pop, sino también con el Darkwave clásico, el Post Punk y la instrumentación electrónica. Dicen algunos críticos que es el disco que Depeche Mode hubiese querido componer hace algún tiempo, aunque compararlos resulte algo inverosímil. Más bien se trata de una poesía sombría, formada por la elegancia, melancolía, oscuridad y buen gusto que tanto caracteriza a estos lobos nórdicos. Un regreso a sus influencias y recuerdos de pubertad, ornamentado por un sonido ochentero y un sabor retrofuturista. Crítica de The Assassination of Julius Caesar