Seguro que has oído muchas veces aquello de que el paisaje es un personaje más o incluso el verdadero protagonista de una historia. Al menos que, efectivamente, cobre vida, como podría suceder en el género fantástico, la expresión ha perdido fuerza y vigor por su abuso indiscriminado. Sin embargo, hay ocasiones en las que la afirmación recobra pleno sentido. Es el caso del entorno en el que transcurre La sustancia del mal, debut literario del joven autor italiano Luca D’Andrea.
Ambientada en el pueblo tirolés de Siebenhoch, la novela cuenta el retiro temporal de Jeremiah Salinger, un documentalista de éxito, su esposa Annelise y su hija pequeña Clara, en este aparentemente apacible rincón del Tirol del Sur. Pero cuando el protagonista oye hablar del brutal asesinato sin resolver de tres jóvenes excursionistas, cometido treinta años atrás en la zona, su obsesiva mente –y la del lector– empieza a trabajar. La mencionada presencia del paisaje, amenazador e indomable, testigo de hechos inenarrables y cuyas entrañas albergan canteras de fósiles milenarios –la mismísima historia del mundo–, va envolviendo como una neblina los pasos cada vez más obsesivos de Jeremiah. Una opresión palpable en el silencio absoluto de los vecinos del pueblo, reacios a revivir unos hechos que parecen arrastrar una temible maldición.
Con un dominio de las convenciones del género negro poco común en una primera obra, D’Andrea construye un relato sumamente absorbente y adictivo que engancha desde las primeras páginas. La tensión creciente, el ritmo vertiginoso y los capítulos cortos actúan como material inflamable de primera, y los sucesivos giros narrativos, el juego con las expectativas y la ramificación de las distintas líneas de investigación hacen el resto. El resultado ha sido comparado –no sin acierto– con la obra de pesos pesados como Stieg Larsson, Jo Nesbø e incluso Patricia Highsmith o Stephen King.
Con el autor de Misery –la mención de este título no es casual–, comparte tono, detalle y alguna que otra imagen fantasmal. Es el caso de la Bestia, ente abstracto, voz de la montaña y alma del hielo blanco que acompaña a los excursionistas a la muerte, pero también la peor amenaza, la interior, como la descrita por John Irving como el Sapo Sumergido, salvando las distancias, en El mundo según Garp.
Los escasos apuntes sobrenaturales se cuentan entre lo menos verosímil del relato, algo que podríamos atribuir a los fármacos que el protagonista engulle ajeno a las dosis recomendadas. Al margen de este pequeño pero y de algún secundario algo desaprovechado –el socio Mike–, el conjunto se alza sólido e intimidatorio como la cima más rotunda. La atmósfera lograda y enrarecida y los momentos de auténtico pavor se combinan con apuntes de humor negro y con el amor y ternura de las escenas familiares, en especial las de padre e hija. Todo ello redondea un thriller inquietante, adrenalítico y, por encima de todo, entretenido por el que sacrificarás muchas horas de sueño.
PVP CON IVA 20,90 €
NÚM. DE PÁGINAS 465
EDITORIAL Alfaguara
TRADUCCIÓN Xavier González Rovira
PUBLICACIÓN 06/2017