Cold Cave + Choir Boy. 11-11-2018. Razzmatazz 2 (Barcelona). Promotor: Eclipse Group + RSS Promo
De acuerdo. Octubre y noviembre puede que sean los meses del año con más conciertos de calidad por día. Eso podría disculpar la poca presencia de público en la última visita de Cold Cave a Barcelona; eso y que su concierto cayera en domingo. Pero no lo justifiquemos. Cold Cave es una propuesta por encima de la media, al menos en su estilo, o mejor dicho, en sus estilos: dark wave, noise y synth pop se entremezclan en una oscura e hipnótica sinfonía que funciona como un tiro. Quizás por ello, la propuesta de los norteamericanos es capaz de aglutinar públicos variados, desde góticos a rockeros, amantes del techno y la electrónica, indies, post-punks e incluso hardcoretas nostálgicos de la época de su cantante Wes Eisold en bandas guitarreras como Some Girls o Give Up the Ghost.
Tras la hipnótica actuación de Choir Boy, una suerte de crooner pop con maneras de Morrisey con temas inspirados –’Sunday Light’, ‘Two Lips’– pero mejores canciones que puesta en escena, Cold Cave tomaron el escenario con actitud sobria y una seriedad extrema que ni el Nick Holmes más hostil. Como en su discografía, hubo un poco de todo: desde los graves rugosos y machacones de ‘My Heart is Immortal’, cuyo ritmo sostenido fue sumando efectos y ruidosos arreglos hasta el clímax final; los sintetizadores fantasmagóricos de ‘Love Comes Close’ y sus disarmónicas melodías con ecos a The Cure y Joy Division; o ‘Glory’, el pegadizo single de su último EP, You & Me & Infinity, con el que invocaron a los New Order más festivos. Baile controlado y ni una sonrisa.
Las cosas se animaron algo más con la guitarrera ‘People Are Poison’ y sus claras reminiscencias a The Sisters of Mercy; las pegadizas cadencias de ‘Underworld USA’ –muy Robert Smith– y ‘Villains of the Moon’; o la casi industrial ‘The Idea of Love’ y sus machacones ritmos que, seguro, contarían con el visto bueno de su admirado Trent Reznor, para quien han remezclado temas y a quien han acompañado de gira junto a Nine Inch Nails. Una velada de las que escasean y que, si te gusta alguna de las bandas mencionadas en esta crónica, no deberías haberte perdido; por muy domingo lluvioso que fuera. Ese es justo el escenario y el estado de ánimo que la música de Cold Cave demanda.