
‘Freaks’. Fuente: sitgesfilmfestival.com.
Un sobreprotector y paranoico padre mantiene a su hija encerrada en casa. Cuando esa niña escapa al mundo exterior por primera vez, todo le resulta amenazante, confuso y extraño. Es fascinante cómo una premisa tan breve y simple puede generar tanto interés y curiosidad en un espectador. Lo cierto es que la mejor manera de acercarse a Freaks es no saber absolutamente nada más, porque una de las mayores bazas de la película radica en su aura de misterio. Estando acostumbrados a poder vislumbrar la evolución de una cinta a los 20 minutos de metraje o a que la trama gire entorno a un único plot twist, Freaks rehuye los golpes de efecto y presenta un universo que, si bien no es especialmente particular o innovador, es desvelado de una forma absolutamente cautivadora.
Con este excitante film se estrena, tras multitud de proyectos en televisión, el tándem Zach Lipovsky – Adam Stein en la gran pantalla, quienes firman no sólo la dirección sino también guión y producción. Freaks nos ofrece sendos motivos para estar pendientes de futuras creaciones del dúo, presentando un gran trabajo que especialmente destaca por su desarrollo narrativo. Perfectamente medida, la película maneja sus tempos con elegancia, manteniéndonos pegados al asiento con cada pequeño descubrimiento y haciendo que simplemente disfrutemos dejándonos llevar.
Como el propio Adam anunciaba antes de su proyección, otro de los puntos fuertes se encuentra en dos de sus actores protagonistas. No todos los días se ve a una niña de 9 años (Lexy Kolker, toda una promesa a quien también podéis ver en Agents of S.H.I.E.L.D.) trabajar codo con codo con un veterano como Bruce Dern (82 años, Coming Home, Nebraska o The Hateful Eight, entre muchas otras) en papeles centrales, y mucho menos encarnando una relación tan especial como la que nos regalan en esta obra.
Poco se puede decir sobre la historia sin entrar en spoilers que arruinarían la experiencia de sentarse a verla en blanco, pero también es cierto que muchas de sus cualidades son generales: unos personajes bien trabajados con los que encariñarse llegando a empatizar con sus visiones opuestas, un cuidado balance entre los polos del espectro de emociones de la película (de la tensión a la ternura, pasando incluso por el humor y la crítica social) y una mezcla de géneros que hace que este no sea un thriller cualquiera.
Si hubiera que poner alguna pega a Freaks, probablemente sería por ciertos efectos especiales, pero no por los razonables límites económicos de una película debut, sino por las situaciones en las que se han utilizado, que se podrían haber solventado de manera más sobria y elegante tomando ciertas decisiones visuales y de guión. Sea como sea, nada de esto mancha el hecho de que Freaks sea una película más que sólida y un vibrante sendero de emociones. Así que, en contra de lo que dicta nuestra constante sobreexposición, no os informéis de nada más. Leer este artículo ha sido el primer error. Sólo sabed que en 2019 tenéis una cita para sentaros en la butaca y zambulliros en esta peculiar historia.