Las mejores películas de 2018

Mandy, de Panos Cosmatos.

Nicolas Cage en ‘Mandy’, de Panos Cosmatos. Fuente: sitgesfilmfestival.com.

Hace mucho tiempo que el cine fantástico y, en concreto, el género de terror, alcanzó la edad adulta. Sin embargo, creemos que conviene recordarlo más a menudo. Sobre todo teniendo en cuenta que aún son muchos los medios de comunicación, críticos y líderes de opinión que siguen considerando el cine de terror como un género menor. Salvando las distancias, podríamos hablar aquí de cierta analogía y paralelismo con determinados géneros musicales, como, por ejemplo, el metal: quienes ocupan los principales altavoces de los supuestos medios serios, los preservadores del status quo mediático, tradicionalmente han tenido siempre en el punto de mira a los mismos damnificados. Por suerte, en ambos terrenos cuentan cada vez con menos argumentos.

Una película de terror suele ser vista, aún a día de hoy y siendo benevolentes, como un entretenimiento escapista para consumo (post)adolescente. Y ya es hora de decir basta. Sobre todo en un año como 2018, en el que el género nos ha dejado películas tan a contracorriente, rompedoras, dramáticamente potentes o técnicamente apabullantes como Mandy, Hereditary o Suspiria. Que no estén en muchos de los tops cinematográficos del año es la mejor prueba, creemos, de que aún queda camino por recorrer. Por todo ello, y aunque el 2018 ha dejado, posiblemente, películas mejores, nuestro podio cinematográfico del año quiere reivindicar otro tipo de cine de terror: ambicioso, valiente, perturbador; aquél tipo de cine que permanece en el espectador mucho más allá de la proyección, al mismo tiempo que experimenta con las posibilidades estéticas y formales del medio (y del miedo).

Gracias Panos CosmatosAri Aster y Luca Guadagnino por asustarnos y deleitarnos sin temor a mirar a los grandes autores, sea cual sea su género. Vuestro ha sido el 2018.

20. Revenge, de Coralie Fargeat
19. First Man, de Damien Chazelle
18. Blackkklansman, de Spike Lee
17. Galveston, de Mélanie Laurent
16. Under the Silver Lake, de David Robert Mitchell
15. Lady Bird, de Greta Gerwig
14. Lazzaro Feliz, de Alice Rohrwacher
13. The Florida Project, de Sean Baker
12. Tres anuncios en las afueras, de Martin McDonagh
11. Call Me By Your Name, de Luca Guadagnino

10. La forma del aguade Guillermo del toro

La forma del agua

Película tierna y poderosa que funciona como thriller, como relato de ciencia ficción y como atípica y mágica historia de amor. Más que un nuevo acierto de Guillermo del Toro, estamos, con permiso de El laberinto del fauno, ante su mejor filme hasta la fecha: una exacerbada y romántica oda al amor y al cine que brilla con luz propia. Crítica de La forma del agua por David Sabaté

9. Vengadores: Infinity War, de Anthony y Joe Russo

Vengadores: Infinity War

‘Vengadores: Infinity War’. Fuente: miradasdecine.es.

La polaridad entre el tono más desenfadado y de puro divertimento de Marvel y la solemnidad tradicionalmente asociada a DC Comics, eternas rivales en materia de superhéroes, jugó claramente a la contra de la segunda en sus adaptaciones cinematográficas, algo de lo que tomaron nota con títulos como La Liga de la Justicia. Pues bien, en Marvel parecen haber seguido el camino contrario en esta tercera entrega de Los Vengadores en la que ponen toda la carne –y todos sus personajes– en el asador y, sin abandonar su sentido lúdico y aventurero original, dotar al relato de una mayor oscuridad de tintes trágicos.

8. Climax, de Gaspar Noé

'Climax', de Gaspar Noé.

‘Climax’, de Gaspar Noé. Fuente: sitgesfilmfestival.com.

Siempre suele decirse lo mismo de Gaspar Noé: o lo odias o lo amas. Ajeno a las controversias a menudo estériles, el realizador argentino afincado en Francia sigue a lo suyo y, en un aparente esfuerzo por sacar de quicio a sus detractores, firma una cinta 100% Gaspar Noé: manierismo formal, dilatados planos secuencia, provocación, fotografía saturada de color, sexo, drogas e ínfulas de grandiosidad –los créditos gigantes, las frases reflexivas–. Sin embargo, todo funciona en un filme en el que Noé se adentra en la psique colectiva de un grupo de danza moderna que vemos desmoronarse en tiempo real tras la ingesta un ponche lisérgico. Quizás su tramo final resulte algo reiterativo, pero la angustia que la cinta logra transmitir, la adictiva banda sonora y las espectaculares secuencias de baile de su primera mitad convierten Climax en un pequeño icono del cine moderno.

7. Isla de perros, de Wes Anderson

Isla de perros

‘Isla de perros’, de Wes Anderson. Fuente: elpais.com.

Ni El Gran Hotel Budapest (2014), ni Moonrise Kingdom (2012), ni Life Aquatic (2004) ni Los Tenembaums: Una familia de genios (2001). A menudo el que esto suscribe ha defendido en público y en privado que la mejor película de Wes Anderson –o al menos su favorita– es Fantástico Mr. Fox (2009). Por ello esperaba con ansia la segunda producción animada de Anderson, y el resultado, aunque no alcanza la brillantez de aquella, es una obra original, vibrante y única en su especie. Planteada como una fábula distópica canina, Isla de perros plantea problemas muy vigentes –del medio ambiente a los totalitarismos– a un ritmo frenético y con un agudo sentido del humor –como el olfato y el oído de sus sufridos protagonistas– al ritmo del score de Alexandre Desplat.

6. Un lugar tranquilo, de John Krasinski

Un lugar tranquilo. Emily Blunt

Emily Blunt en una escena de ‘Un lugar tranquilo’. Fuente: lifeboxset.com.

Propuesta a contracorriente de atrevido planteamiento formal, Un lugar tranquilo muestra una sociedad post-apocalíptica en la que el silencio resulta vital para sobrevivir. Un ejercicio de estilo elegante y sutil, con trasfondo crítico y aroma clásico que conjura tanto el cine de Hitchcock como Spielberg o el Shyamalan de Señales. Crítica de Un lugar tranquilo por David Sabaté

5. El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson

El hilo invisible, de de Paul Thomas Anderson

‘El hilo invisible’, de Paul Thomas Anderson. Fuente: nytimes.com/es.

Paul Thomas Anderson firma una de las historias de (des)amor más atípicas y tormentosas del año. En este caso, entre un endiosado modisto –excepcional, una vez más, Daniel Day-Lewis– y su joven musa y amante. Sobra decir que la neurosis galopante del primero contaminará pronto una relación compleja de corte masoquista servida con minimalismo narrativo y trazos elegantes. Del romanticismo a lo escabroso y enfermizo en un parpadeo –o una puntada–.

4. Cold War, de Pawel Pawlikowski

Cold War, de Pawel Pawlikowski

‘Cold War’, de Pawel Pawlikowski. Fuente: theplaylist.net.

Sensible y trágico drama romántico, Cold War sigue la historia de amor pasional e intermitente de un pianista y una cantante en la Polonia comunista de posguerra para trazar, a su vez, el retrato de toda una época. Rodada en elegante blanco y negro y medida hasta el más mínimo detalle, la cinta del autor de Ida utiliza la música de forma sublime, tanto para retratar los estados de ánimo de la pareja protagonista como para mostrar los cambios sociales y de escenario que se suceden a lo largo de la historia. Una de las propuestas más singulares y exquisitas del año que dejamos atrás.

3. Suspiria, de Luca Guadagnino

Suspiria

Los buenos remakes, como las buenas versiones de canciones, deberían distanciarse lo suficiente de los originales para justificar su existencia. Viendo la cantidad de copias que solo buscan hacer caja, resulta del todo loable encontrarse con excepciones como esta Suspiria de Luca Guadagnino. Si, además, el resultado es tan estéticamente apabullante, atmosférico, majestuoso y, por momentos, estremecedor como este, bienvenido sea. Olvídate del clásico de Argento y déjate llevar. Crítica de Suspiria por Javi Parra

2. Hereditary, de Ari Aster

Hereditary, de Ari Aster.

Con un reparto impecable (Gabriel Byrne, Tony Collette, Alex Wolff y Milly Shapiro), la mejor cinta de terror del año rehuye los sustos fáciles para tomarse su tiempo en ir minando el estado de ánimo del espectador. Cruda, hostil y perturbadora mezcla de drama familiar y horror sobrenatural, Hereditary hará que vuelvas a dormir con la luz encendida. Crítica de Hereditary por David Sabaté

1. Mandy, de Panos Cosmatos

'Mandy', de Panos Cosmatos.

‘Mandy’, de Panos Cosmatos. Fuente: sitgesfilmfestival.com.

Mandy es sangre fresca, savia nueva para el fantástico. Una experiencia sensorial libre de coartadas. Un viaje lisérgico sin destino aparente pero con el rumbo muy claro. Un sueño que se transforma en pesadilla al ritmo denso y reverberante de las notas de Jóhann Jóhannsson, recubiertas de capas y capas de guitarras drone metal con el sello de Stephen O’Malley de  Sunn O))). Un trip visual y sonoro en el que se entremezclan referentes como Mad MaxEl ejército de las tinieblas y el Clive Barker de Hellraiser pasados por un filtro genuinamente personal. Y no solo en el apartado estético, con colores y texturas ultrasaturadas, estelas de movimiento e imágenes congeladas, sino también en el capítulo narrativo, con dos partes claramente diferenciadas como las dos caras de un vinilo, en palabras de su director Panos Cosmatos. Con un Nicolas Cage en estado de gracia, Mandy es puro metal y psicodelia. En otras palabras: la mejor película de este 2018. Crítica de Mandy por David Sabaté

Author

David Sabaté

Periodista cultural, colaborador de Mondo Sonoro desde 2001 y apasionado del cine, los libros y la música. Ha pasado por medios como El Periódico de Catalunya, Rockzone o Catalunya Ràdio. Filias: David Bowie, Black Sabbath, John Carpenter y el Festival de Cine de Sitges, al que acude desde que tiene memoria.
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