‘Frankenstein o el moderno Prometeo’, de Mary Shelley

'Frankenstein', de Mary ShelleyLa época estival es un buen momento para retomar la lectura de algún clásico como, por ejemplo, Frankenstein, o el moderno Prometeo de Mary Shelley. Y, ¿por qué precisamente una novela de terror gótico cuyas adaptaciones al cine son tan habituales y su historia tan conocida? En los últimos años hemos presenciado el desarrollo de las filosofías transhumanistas, que proclaman la mejora del ser humano gracias a la técnica, la biología y la robótica. Retar a la muerte y esquivar el fin biológico de la especie parece un logro cada vez más cercano. Una lectura de Frankenstein con la vista puesta en la revolución de las tecnociencias puede dar un nuevo matiz a la obra de Shelley. 

Como es de todos sabido, Mary Shelley escribe una obra de ficción donde se entreveran las críticas tanto al cientifismo de la época como a la religión: por un lado, la autora nos advierte de los riesgos del desarrollo científico y de las consecuencias que éste puede tener (la atrocidad, la pérdida de control sobre aquello creado); por otro, la dialéctica entre el creador y la criatura se enmarca en una relación de reproche y desapego. ¿Cómo podemos releer Frankenstein a día de hoy? El transhumanismo y la inteligencia artificial nos dan algunas pistas.

Por un lado, nos encontramos con el Doctor Frankenstein que, traumatizado por la temprana muerte de su madre, se propone ser un médico capaz de retar los designios de la muerte y generar vida allá donde la naturaleza ya había hecho estragos. Sin duda, los principios transhumanistas van en esta línea: mejorar lo humano para esquivar la muerte y dominar la duración de la existencia, haciendo de la muerte un mero accidente o una decisión tan personal como terrenal. Para ello se sirven de los desarrollos en la personalización de la medicina y la nanotecnología, en la búsqueda de nuevos materiales para reemplazar los órganos dañados y, con el tiempo, la hibridación entre el humano y la máquina o, lo que es lo mismo, la creación de una nueva especie que supere la caducidad inmanente incardinada en el hombre.  

Por otro lado, la inteligencia artificial tan en boga últimamente plantea problemas éticos que ya vemos reflejados en la obra de Shelley: ¿tendremos responsabilidades sobre las inteligencias creadas? ¿Qué vínculo podemos establecer con los androides? Frankenstein desprecia a la criatura llevada a la vida y ésta le reprocha su desdén y la clandestinidad en la que se ve obligado a vivir. Así, las dudas sobre la responsabilidad en la creación de seres inteligentes con potencial para sentir se precipitan y nos obligan a reflexionar sobre las consecuencias de los desarrollos científicos.

Pareciera que Shelley, desde el siglo diecinueve, nos interpelara al preguntarnos: ser capaz de algo, ¿es suficiente para llevarlo a cabo? ¿Tienen consecuencias éticas los avances científicos? Sin duda, desde este punto de vista la obra de la autora inglesa adquiere una nueva vigencia y una frescura que vuelve a hacer relevante la obra doscientos años después de su publicación. ¡Larga vida a Frankenstein!

Texto: Ana Arenas

PVP CON IVA 9,45 €
NÚM. DE PÁGINAS 282
EDITORIAL Austral
PUBLICACIÓN 02/2014