
Gaahls Wyrd – GastiR –Ghosts Invited (Season of Mist)
A menudo se sigue hablando más de Gaahl por su controvertido pasado y por aspectos más vinculados al amarillismo –algo tristemente inherente, por cierto, a todo lo que rodea el black metal noruego desde sus primeros días– que por sus méritos musicales y artísticos. Superada la supuesta conmoción que provocó en la escena la noticia de su condición homosexual y lejos de las turbulentas historias de agresiones y declaraciones a favor de la quema de iglesias, el Gaahl actual parece casi una persona renovada. Basta con acercarse a él tras cualquiera de sus conciertos o visitar su galería de arte en Bergen para constatar que estamos ante un tipo afable, hospitalario e incluso sonriente; y, lo más importante, con una visión artística por encima de la media en este mundillo. Eso sí, conserva intacta cierta aura oscura y de misterio; una cualidad casi chamánica que trasciende las lecturas simplistas sobre el satanismo que uno podría desprender de otras bandas afines. O de su propia intervención, sin ir más lejos, en el documental Metal: A Headbanger’s Journey (Sam Dunn, 2005).
La buena noticia es que más allá de pretendidas polémicas y del ruido de fondo, el ex Gorgoroth parece haber logrado de una vez por todas sacudirse de encima la pesada losa de su pasado para encauzar su creatividad de forma más libre en Gaahls Wyrd. Tras el EP Bergen Nov ’15 , su primer largo GastriR – Ghosts Invited condensa su universo de forma coherente y deslumbrante. De repente, parece como si todas las piezas encajaran y uno tiene la sensación de asistir a la expresión más fiel de la visión artística del noruego, mucho menos ortodoxa que la de proyectos pasados como God Seed y, en resumidas cuentas, mucho más estimulante.
El disco se abre con una vertiginosa ‘Ek Erilar’, black metal atmosférico y de trazo minimal cuya intro onírica marcará el tono de todo el álbum. Le sigue la más intrincada y virulenta ‘From the Spear’, donde Gaahl empieza a desplegar una riqueza vocal inédita que culmina en cortes como Ghosts Invited, donde adopta formas angulosas y graves de crooner cercanas a Scott Walker o a Nick Cave. Un registro parecido sobrevuela la densa y espectral ‘Carving the Voices’, corazón –negro– del disco.
La velocidad y contundencia vuelven a liderar la partida en ‘Veiztu Hve’, con una segunda mitad que es pura celebración pagana; mientras que en la recta final destacan el blastbeat entendido como mantra de ‘The Speech and the Self’, con estribillos limpios y trágicos con ecos a My Dying Bride; o el final con la ambiental y depresiva ‘Within the Voice of Existence’, puro trance espiritual. Un trabajo expresionista, variado y repleto de matices; una obra tan bella y desoladora como sus propias pinturas.