Brutus – ‘Nest’

Brutus. NestBrutus – Nest (Sargent House)

La mejor manera de describir Nest es, ni más ni menos, un comentario que hace unos días vi en su shoutbox de Last.fm:
«Perfect mix of everything I like in music». Vale, quizá no absolutamente todo. Pero asusta pararse a pensar cuántas casillas este disco marca. ¿Riffs densos de post-rock? ¿Ritmos hardcore punk? ¿Estribillos memorables? ¿Voces increíbles? ¿Blastbeats? ¿Emotividad? ¿Agresividad? Lo que está claro que su estilo no se puede englobar con exactitud en ningún género predefinido, sino que más bien en cada canción construyen su propio género.

Catapultándose a la gloria

La trayectoria de este trío belga en los últimos años es poco menos que alucinante. Decenas de festivales gigantescos, gira estadounidense, ser invitados por Deftones a tocar en su propio festival confeccionado personalmente, teloneros de Cult of Luna en Europa… Y todo siendo este su segundo disco. De hecho, Nest en sí mismo es el relato de esta historia: habla de las adversidades y situaciones inesperadas a las que esta situación les ha llevado, del peligro de descuidar en las incesantes semanas de carretera a aquellos que te han apoyado y amado siempre y que siguen en casa; lejos, en su “nido”, mientras la banda persigue sus sueños por rutas desconocidas.

Quizá una de las cosas que los hace tan grandes sea la autenticidad que rezuman. Esa autenticidad con la que se abren para contarnos que no estaban preparados para esto, que no sabían lo que suponía, que han caído en trampas y errores pero que por encima de todo no se olvidan de dónde vienen y aprecian y adoran todo lo que les hace lo que son. Todo esto permea en cada uno de los aspectos del conjunto: desde su particular forma de hacer temazos hasta su presencia en el escenario, pasando por su actitud en redes sociales o entrevistas. Son quienes son y están orgullosos de ello. Sin trampa ni cartón, sin artificios ni vanidades.

Reyes del binge-listening

La mayoría de personas que conozco a las que les gusta Brutus no sólo les gusta Brutus, sino que este año han quemado Nest hasta las cenizas y el hueso. Su debut, Burst, pese a ser un gran ejercicio de presentación y tener muy buenos temas, no era ni una milésima parte de lo adictivo que es este álbum. “Nest” es un disco que te hace querer escucharlo una y otra, y otra, y otra vez hasta que te sabes cada quiebro en la voz de Stefanie, cantas cada lead de Stijn y contraes tus músculos con cada salvaje línea de Peter.

Otro de los enormes méritos de este LP es, simplemente, lo bien escrito que está. A nivel compositivo cada canción es de estudio (no pun intended): los temas duran lo que tienen que durar, ya sea 2 minutos (“Blind”) o 7 (“Sugar Dragon”), y en ningún momento nada se siente forzado. Los riffs tienen espacio para ser brillantes y reconocibles sin llegar a ser demasiado repetitivos, los cambios de ritmo e intensidad están medidos a la perfección y los crescendos emocionales (sí, en temas de 3 o 4 minutos) siempre dan en la nota adecuada en el momento justo. Y para colmo, su mezcla de agresividad y suavidad está tan bien calibrada que no sólo hace que apele a todo tipo de públicos, sino que además al oyente habitual le apetezca en cualquier momento ponerse el álbum. Siempre estará bien un poco más de Nest.

De aquí a donde quieran

El explosivo inicio de “Fire”. El infeccioso y adictivo groove de “Techno”. Las ultraviolencia punk de “Cemetery”. Las descarnadas y emotivas líneas vocales de “War”. La dulce y evocadora “Space”. Podría seguir, pero os hacéis a la idea. Este álbum es de esos a los que no les falta ni les sobra ningún tema, sino que son asquerosamente redondos y cada canción cumple su cometido a la perfección. Si las habilidades compositivas del trío siguen por este camino, asusta pensar a dónde pueden llegar.

¿Podrían ser Brutus una de las nuevas sensaciones del rock? Servidor piensa que es muy posible. Tienen las canciones, la honestidad y la creatividad para ser los Deftones o los Faith No More de su generación: una banda alternativa tremendamente personal, que abarca muchos estilos sin casarse con ninguno y que apela a una gran cantidad de públicos distintos. Si lo consiguen o no dependerá de muchas cosas (la mayoría ni siquiera dependen de ellos), pero si tenemos algo claro es que van a trabajar por ello al máximo. Desde aquí les deseamos lo mejor y los apoyamos como nadie, y esperamos que en el futuro nos sigan deleitando con discos tan excepcionales como este.

Author

Esteban Portero

Esteban Portero lleva desde su temprana adolescencia zambullido en la música: tocó la batería en Cheeto's Magazine y la guitarra y teclados en Obsidian Kingdom, y escribió para The Metal Circus o Rock I+D. Actual bajista de Foscor, técnico de sonido, amante del cine y jugador de Magic: the Gathering.
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