
‘La Vampira de Barcelona’, de Lluís Danés. Fuente: sitgesfilmfestival.com.
Única representante catalana en la Sección Oficial a Competición de este año, La Vampira de Barcelona llegaba a Sitges generando gran expectación por cómo se llevaría al cine una de las leyendas más icónicas de la ciudad condal. Y aunque no se llevó el gran premio, reservado para la exquisita Possessor de Brandon Cronenberg, su equipo no se volvió con las manos vacías al alzarse con el Gran Premio del Público del festival.
El galardón a algunos se les antojó controvertido, no obstante, puesto que a la salida del Auditori eran visibles expresiones de decepción en parte del público. La mayoría de ellas estaban vinculadas al giro en la historia por el que su artífice, el escenógrafo y director de teatro Lluís Danés, había decidido optar a la hora de trasladar la vida de Enriqueta Martí a la gran pantalla. Tal vez muchos esperaban una película de terror al uso. Una película que nos mostrase todo lo escabroso que plaga la leyenda negra de una de las figuras más enigmáticas del Raval. Pero lo cierto es que no es así, y nosotros pensamos que se trata de un acierto absoluto.
Reinterpretando el mito
Digan lo que digan las habladurías, lo cierto es que el único crimen que se le puede atribuir fehacientemente a Enriqueta (quien sufría trastornos mentales) es el secuestro de una sola niña. De hecho, investigaciones actuales cada vez se inclinan más a pensar que Enriqueta distaba mucho de ser una asesina en serie. Así, estas apuntan a que fueron los inventos de la prensa y la opinión pública los que le granjearon su infame estatus.
Danés tira precisamente de este hilo para desplegar ante nosotros una historia absolutamente estremecedora sobre esa corrupción que liga a prensa, políticos y policías (ya fuera a principios del siglo XX o en la actualidad). La impunidad, los vicios de las élites, y cómo se le da bombo a chivos expiatorios -se llamen Enriqueta u okupas- por tal de mantener al pueblo distraído de los problemas reales, son temáticas que la película trata con un atino impecable.
La película hace una labor increíble en trasladarnos el sufrimiento y la impotencia de alguien que prácticamente tenía una diana sobre la cabeza para los poderosos: mujer, prostituta, pobre y con problemas mentales. Durante todo el metraje percibimos sin embargo esa incertidumbre, esa sombra de la duda plantada a mala intención tanto por la propia película como por la tradición popular. Pero nada de esto consigue despegarnos de la empatía que el film evoca hacia alguien oprimido cuya vida fue arrebatada para servir a los intereses de la burguesía.
Flaquezas en virtudes
Repleta de grandes actuaciones y con un gran ritmo incluso alcanzando la marca de los 120 minutos, La Vampira de Barcelona es una fantástica película con un fuerte carácter inmersivo, y esto en gran parte se debe al magnífico diseño de producción que presenta. En la introducción previa a su proyección, sus creadores pusieron énfasis en la adversa falta de presupuesto con la que se había creado el proyecto. Pero lo cierto es que el magnífico resultado deja algo muy claro: han sabido convertir las limitaciones en ventajas.
La improbable recreación de ciertas escenas ambientadas en un entorno de hace más de cien años ha sido resuelta magistralmente gracias al ingenio y creatividad dedicados al film. Dejando claro el trasfondo teatral de su creador, sus sets y decorados a priori podrían parecer más propios del escenario que de la pantalla, pero funcionan a la perfección. Ese aire dramatúrgico, fusionado con un carácter artístico que también recuerda a la este año conmemorada El Gabinete del Doctor Caligari, imbuyen al film de un aire onírico profundamente preciosista. Además, la atmósfera creada encaja a la maravilla con la oscura aventura que atraviesa ese protagonista perturbado y embriagado de opiáceos.
Es cierto que hay ciertas decisiones cuestionables, como ese uso de la saturación selectiva (para la sangre y otros elementos rojos) que parece no encajar con el tono serio y sombrío del film. No obstante, palidecen en comparación con la gran cantidad de virtudes desplegadas aquí. La Vampira de Barcelona no es sólo un fantástico thriller que rinde homenaje tanto a su maltratada figura central como al cine de terror clásico. También es un gran ensayo sobre la manipulación política y la demonización de los desfavorecidos, algo que en tiempos como los que corren, son realidades que todos debemos tener muy presentes.