
Escenario de la Rocksound tras el concierto de Moksha del pasado mes de octubre. Foto: David Sabaté.
Este 2020 ha sido nefasto por muchos motivos, la mayoría de ellos relacionados, cómo no, con el Covid-19 y sus consecuencias. Dejando al margen los aspectos sanitarios y el drama de las pérdidas humanas, no debemos olvidar la sangría que padecen desde el pasado mes de marzo sectores como el de la restauración, el turismo o, el que toca más de cerca a los que hacemos posible este blog, el de la cultura, el ocio nocturno y la música en directo.
El hecho de ver reducida casi a cero la programación de conciertos durante todo el año ha supuesto un shock especialmente dramático para programadores, promotores, bandas de música, DJ’s y el propio público, privado, en muchos casos, de su principal forma de ocio y entretenimiento, algo especialmente importante en contextos como el actual.
La cultura es segura, la especulación inmobiliaria no
No es que no se valore la seguridad sanitaria o que sea el capricho de unos pocos: decenas de miles de personas viven directa o indirectamente de la música y el ocio nocturno, y otras tantas vivimos peor sin él. Además, mientras se esperan con las justas dosis de ilusión y precaución los resultados de iniciativas como la prueba piloto de la Sala Apolo de Barcelona, las experiencias de música en directo acompañada de medidas de seguridad han demostrado ser eficaces y seguras, como se ha podido comprobar en espacios abiertos –los conciertos de La Mercè en El Fòrum; los del AMFest en el Castillo de Montjuïc– pero también en emplazamientos cerrados.
Esto nos lleva a hablar del que ha sido durante doce años, desde 2008 y por méritos propios, uno de los mejores bares musicales y a la vez una de las salas de conciertos más genuinas –y con una clientela más fiel– de toda la ciudad: Rocksound Bcn. Su desaparición no ha sido fruto exclusivo de este año nefasto, aunque tampoco ha ayudado, sino más bien la crónica de una muerte anunciada por motivos inmobiliarios; una lacra que ni el actual gobierno municipal, supuestamente más sensible que otros frente a la especulación, no ha podido o ha querido detener, algo realmente preocupante.

The Wizards en la Fiesta de 5º Aniversario de Goliath Is Dead en Rocksound. Foto: Eduard Tuset.
El caso es que Rocksound ya no está. La sala bajó definitivamente la persiana a principios del pasado mes de octubre, con una semana de conciertos que incluyó las actuaciones de grupos como Tort, Moksha o Mambo Jambo. El colofón a una trayectoria inabarcable de música en directo que ha sido testigo de la evolución del underground musical estatal pero también del crecimiento de un sinfín de bandas y artistas internacionales.
Vivero de la programación musical alternativa de Barcelona
Sería imposible intentar realizar una lista de bandas, siempre nos dejaríamos alguna; pero sí quiero recordar algunos de los muchos momentos imborrables que he vivido entre sus cuatro paredes. Ahora que se acercan estas Navidades extrañas, es imposible no sentirse nostálgico al recordar la cantidad de noches de Fin de Año que hemos pasado allí con la banda sonora de Lluvia de Hachas; o por las Noches de Reyes Solidarias organizadas por la gente de Malämmar, en las que hemos pinchado otras tantas veces.
Tampoco podemos olvidar los eventos organizados por los amigos de Rockzone, como el vermut-concierto con Cancer Bats o la sesión musical de Danko Jones; las fiestas temáticas tras los conciertos de las demás salas de la zona; los impagables Sorrofest; los Rocksound Market; ¡incluso hemos celebrado allí la boda de unos buenos amigos!
Una sala de culto que fue la casa de todos
Mención aparte para nuestra Fiesta de 5º Aniversario, en la que tuvimos el honor de contar con las actuaciones de los grandes The Wizards y Rebuig. Fue un verdadero orgullo poder celebrarlo allí y sus responsables nos hicieron sentir como en casa, como nos consta que les pasaba también a muchas de las bandas que han subido a su escenario durante los últimos doce años. Un placer haber formado parte, de alguna forma y por muy pequeña que fuera, de la programación de una sala de culto que ya es leyenda.
Estamos seguros de que, más tarde o más temprano, Antonio, Sandro y todo el equipo detrás de Rocksound Bcn volverán de una u otra forma. Hasta entonces solo nos queda el deber de recordar y reivindicar el legado de este extinto templo del rock, que algunos han definido con acierto como la CBGB barcelonesa, y que permanecerá para siempre en nuestra memoria.