Amenra – De Doorn (Relapse)
Un acto trascendental de liberación. De Doorn (“La Espina” en flamenco, lengua materna de mis compatriotas belgas procedentes de Kortrijk) es el símbolo más impetuoso en términos religiosos, un reclamo agónico como marca de transformación.
Nos recuerda la vulnerabilidad sin la cual la belleza se ve incapaz de prosperar. Para la portada del disco, cada miembro de la banda fundió en bronce una pieza para simbolizar su propio dolor. Ritual y renacimiento, un enfoque titánico para purificar el alma. En una batalla imaginaria se confrontan el dolor, la transformación y la curación. Cada álbum es un medio para procesar el dolor como una purga compartida. Una vez más, Amenra están un paso por delante, cuidando detalles al milímetro, nada es fortuito. Todo un viaje de dos décadas recorriendo la escena hardcore de sus tierras, hasta el que probablemente es su disco más personal.
Este trabajo, el primero que lanzan con el sello Relapse Records, rompe la estela de sus seis misas (Mass), y está cantado íntegramente en su idioma natal, en un intento de mostrar sus sentimientos de manera más honesta, si cabe. Cuenta con la colaboración de Caro Tanghe de Oathbreaker, un equilibrado contrapunto a la desgarradora voz de Colin H. van Eeckhout. Sus voces combinadas dan forma a un disco impregnado de paisajes sonoros y palabras que irradian intimidad.
‘Voor Immer’ («Para Siempre») es el perfecto epílogo, la catarsis de las emociones selladas en los cinco temas que componen este disco. Una canción sobre cómo encontrar la esperanza, la fuerza para seguir adelante, entre las cenizas.